Huelga decir que Mercedes-Benz ha sufrido una transformación sin precedentes desde hace un par de años más o menos. Todos coincidiremos que el punto de inflexión de la marca de la estrella ha sido el nacimiento de la tercera generación del Mercedes Clase A, una tercera generación que no solo estrena un nuevo lenguaje de diseño que acerca la marca a un público más joven, sino que también introduce a la misma en el segmento de los modelos compactos. No debemos olvidar que el primer Clase A (W168) era un monovolumen del segmento B.
Sin embargo toda historia tiene un comienzo y puede que el principio de ésta se remonte hasta nada menos que 1980 y con motivo de la competición, una de las mejores herramientas de marketing. Por aquella época el fabricante alemán coqueteaba con un modelo de tamaño pequeño, parecido a un Peugeot 104, que estaría destinado a competir en los famosos tramos de la época y que estaba desarrollado sobre la base, recortada, del futuro Mercedes 190 (W201). Finalmente el proyecto quedó en nada porque Mercedes se retiró de las carreras de rally. O ¿no?
Evidentemente el dinero invertido no se tira a la basura y este pequeño modelo pasó a otro departamento de la marca con el objetivo de “husmear” en el segmento de los utilitarios y recopilar información sobre este tipo de coches, coches que precisamente no se encontraban dentro de la gama del fabricante alemán. Tan claro estaba ahora el cometido del coche que recibió el nombre de Mercedes-Benz 190E Stadtwagen. Traducido a nuestro idioma, coche de ciudad. Estéticamente compartía multitud de elementos con las mulas de prueba del 190E y el portón trasero lo heredó, aunque modificado, del Mercedes W123 ranchera.
El 190E Stadtwagen era posiblemente un concepto más atractivo incluso que el actual Clase A,