Corea del Norte es un país completamente cerrado. Generalmente lo conocemos por sus noticias más actuales, pero es capaz de guardar secretos durante cuatro décadas. Es el caso que nos ocupa hoy, probablemente el mayor robo de coches de la historia, los 1.000 Volvo 144 que Corea del Norte aún no ha pagado a la marca desde 1974.
Probablemente muchos de vosotros recordéis la película “60 segundos”, una producción en la que los ladrones tienen que robar una buena suma de deportivos y exóticos en una sola noche. Olvídalo. Corea del Norte puede jactarse de haber robado nada menos que un millar de coches y haberlos ocultado durante 40 años.
La historia responde a matices políticos. Allá por finales de los años 60 y principios de los 70, en Suecia se fundían en un acuerdo los grupos socialistas con los capitalistas, quienes buscaban explotar el negocio de la minería. Todo ello nos lleva a Corea del Norte, quien en una situación de bonanza económica disfrutaba del beneplácito de los suecos para comenzar a hacer negocios.
Así, desde Suecia se entablaron relaciones con el ahora temido asiático y Volvo vio la oportunidad de crear negocio. La propaganda funcionó y recibió un pedido de 1.000 Volvo 144 para poner al servicio del entonces líder Kim Il-Sung. Mal visto. Ni el fabricante de vehículos ni la mayor parte de las empresas que exportaban sus productos veían su dinero. Esto ocurrío en 1974, y la marca sueca aún está esperando que el gobierno coreano pague la factura.
De hecho, no es un mero dicho, sino que Volvo envía dos veces al año su factura a Corea del Norte, una factura que ahora mismo se cifra en más de 300 millones de euros. No, no es que los Volvo 144 estén chapados en oro, sino que los intereses durante