A diario vemos como la publicidad intenta vendernos toda una serie de vehículos que se anuncian bajo el sello de “cero emisiones”, un lema que para muchas marcas figura incluso en su eslogan. Aún con el riesgo de poder resultar pedante, prefiero huir de tales afirmaciones, puesto que no es menos cierto que la energía con la que recargas tu coche eléctrico también ha sido generada, en menor o mayor medida, con fuentes que generan gases contaminantes. Mi objetivo con este artículo, por lo tanto, no es dilucidar a ciencia cierta las emisiones producidas en la generación de esa energía, pero sí que entiendas mejor la naturaleza del sistema energético español. ¿Me acompañas?
Aunque el sistema energético español siempre esté de actualidad por cuestiones que ahora no vienen al caso, podemos congratularnos de las buenas cifras que cada año, cada mes, nos ofrece la generación eléctrica. En lo que llevamos de año, prácticamente la mitad de la energía producida provenía de fuentes renovables. Digamos que España, en cierta medida, es un país afortunado por su situación geográfica, su climatología, o incluso por la política llevada a cabo por el régimen anterior al advenimiento de la democracia, por una política hídrica y de grandes obras demencial, que permite que la hidráulica siga siendo una de las fuentes más importantes en nuestro país, junto con las nuevas renovables, eólica y solar.
Pero, nos guste o no, una de las fuentes energéticas unitarias más importantes sigue siendo la nuclear, la ofrecida por esas centrales que nadie quiere tener cerca de casa pero ayudan a que la altísima dependencia que tenemos de la energía exterior se reduzca.
En esta línea empezaremos a asumir algunas cuestiones que no son del todo ciertas, o nada ciertas. Hablaremos de la energía de España, aún siendo conscientes de que un 73,3%