Volvo ha confirmado que sus nuevos motores de tres cilindros entrarán en producción una vez que todas las versiones de cuatro cilindros de la nueva familia Drive-E sea lanzada en 2016. La mecánica de gasolina L3 de 1.5 litros de cilindrada y turbo hará su aparición en la gama S60 y V60 de Volvo, así como en los SUV de tamaño medio de la familia XC, convirtiéndose en un componente clave de la apuesta híbrida de Volvo. No se han dado a conocer el número de variantes que existirá, aunque la familia no será tan prólija como con la variante de 2.0 litros actual.
Derek Crabb, jefe del departamento global de motores de Volvo, afirma que las aspiraciones del motor se centrarán en la gama intermedia, sin visos de que llegue a los modelos de mayor tamaño, por cuestiones de entrega de par. La estrategia de la firma sueca se centra en alcanzar una cifra media de emisiones entre todas los modelos de 75 g/km de CO2 para mediados de la próxima década. Actualmente esta cifra está en 120 g/km, siendo previsible alcanzar los 95 g/km sin electrificación, pero mercados como el australiano exigen un dato aún menor y aquí es donde entran en juego los nuevos híbridos de tres cilindros.
Precisamente postergando la implantación generalizada de propulsores híbridos en toda la gama, Volvo aspira a crear los cimientos de una estructura sólida de versiones electrificadas para 2025 con las plantas motríces de tres cilindros, cuando los motores eléctricos sean más potentes, las baterías y la autonomía sean mayores y el mercado esté más sensibilizados aún con este tipo de automóviles. La nueva plataforma híbrida de Volvo tiene capacidad para emplear un motor de combustión en el eje delantero y un motor eléctrico en el trasero.
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