Una vez más tenemos que incluir en nuestra portada una noticia sobre robos. Parece que los amigos de lo ajeno han aprendido a robar piezas de coches, más fáciles de colocar en el mercado que el propio coche entero. Si los faros LED o Xenón eran el objetivo, ahora parece que los catalizadores están sufriendo una oleada de robos.
Este sistema que reduce las emisiones nocivas del escape es una mina de oro para los ladrones, y no es de extrañar. Cualquiera que haya tenido algún problema con el catalizador de su coche habrá tenido que abrirse bien el bolsillo por su coste de reparación o remplazo. Los ladrones han visto en ellos una inmensa fuente de ingresos.
Un catalizador puede costar nuevo cerca de los 1.000 euros, mientras que los ladrones lo colocaban en el mercado negro por unos 300 euros. No sólo la pieza completa, que podía ser sustraída por encargo, es la joya de la corona, sino también los componentes que lo constituyen, materiales como el platino o el rodio.
Puede que estemos ante una nueva fórmula de lo que hasta ahora conocíamos como el robo del cobre. Estas sustracciones duran apenas unos minutos, y no resultan complicadas para los ladrones a pesar de estar tratando con elementos nocivos para el ser humano.
De nuevo, los seguros no parecen querer hacerse cargo de estos robos en sus pólizas al no considerar los catalizadores elementos propios de entrar en la ampliación por robo. Los clientes y víctimas, como es lógico, no pueden permitirse la sustitución de uno de estos elementos tan alegremente al alcanzar un valor, como ya hemos comentado, que puede llegar a las cuatro cifras.
En España ya se han realizado las primeras detenciones de auténticas bandas organizadas especializadas en estos menesteres. Por ahora se han detenido a varios individuos