Mansory se pone las pilas y presenta varios kit de potencia para llenar de cólera al Range Rover y Range Rover Sport. Los modelos que presentan ahora una imagen más estilosa y deportiva, son el orgullo de la marca, y el preparador ha conseguido sacarles más rabia aún de la que ofrecen sus variantes.
Comenzando por el principio, una de las versiones que ha sufrido modificaciones es la TDV6. Esta versión lleva como protagonista el motor de 3,0 litros gasoil, que desarrolla unos correctos 258 CV y un gran par de 600 Nm. Números que gracias a la barita de Mansory, se elevan hasta 290 en el caso de la potencia, y 700 Nm en el del par.
Cerca de esas cifras se encuentra el SDV6, otra de las alternativas que el preparador ha metido en el taller. De serie, pone a disposición del conductor 292 CV y 600 Nm de par extraídos de un bloque de 3,0 litros diésel. Llave inglesa y horas de trabajo, han hecho posible que ahora rinda 38 Cv más, 330 totales, y 100 Nm más de torque, quedándose en 700.
Éstas dos anteriores opciones comparten gama y están subordinadas al SDV8, el más potente de entre los gasoil. Pues bien, sus 339 CV y 700 Nm de par que declara a través del V8 de 4,4 litros, se convierten en 380 CV y 800 Nm de par, casi nada. Además, solo tiene que llegar el cuentarrevoluciones a 1.300 vueltas para comenzar a sentir toda esta fuerza.
Pero todo parece una broma cuando nos acercamos al Supercharged con su V8 de 5,0 litros gasolina. Los grandes encantos del rey de reyes ahora dan más miedo aún con una potencia total de 620 CV, y un par de 800 Nm. Más arroz para un plato que precisamente de ese ingrediente, venía cargado.
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