Cada pocos meses nos enteramos de que una nueva banda de estafadores, de aquellos que se encargan de manipular el cuentakilómetros de un coche para trucar el kilometraje, ha sido detenida. Estas bandas, agrupaciones que incluyen técnicos con el instrumental necesario, captadores y empresas y profesionales dedicados a la compra-venta, siguen estafando al comprador, jugando con nuestras ilusiones y generando un daño, difícilmente reparable, al sector. El último caso destapado ha provocado la detención de 27 personas en cinco provincias españolas, acusados de manipular el kilometraje a la baja entre 80.000 y 120.000 kilómetros. ¿Se está haciendo lo suficiente por acabar con esta lacra del sector?
Generalmente, los casos que transcienden lo hacen por la importancia de la banda desarticulada. Tras la denuncia de un comprador de Ponferrada (León), los investigadores se pusieron tras la pista de una banda que trabajaba en diferentes Comunidades Autónomas, en la que están implicados hasta veinte concesionarios, y no solo vehículos procedentes de partículares, sino también de la gestión y segunda vida de vehículos procedentes de flotas de renting.
La estafa por manipulación de kilómetros, si supera la cuantía de 400€, puede conllevar penas de hasta tres años de prisión.
Con una rebaja entre 80.000 y 120.000 kilómetros, tras el cobro de como mucho 900 euros por la operación, algunos de los vehículos podían llegar a duplicar su precio. La manipulación del cuentakilómetros no entraña, en si misma, un delito. Para que se produzca delito dicha manipulación debe conllevar una estafa, es decir, un beneficio económico a partir del engaño. Evidentemente nadie manipula el cuentakilómetros para engañarse a sí mismo, sino para lograr que un coche tenga mayor valor en el mercado de segunda mano. Cuando la cuantía de la estafa supera los 400€, el delito puede conllevar pena de prisión de entre seis meses y tres