Cuando realizas acciones muy cotidianas, la confianza origina unos despistes que pueden ocasionar accidentes. Aunque también hay acciones que sólo ciertas personas entienden o que se esconden tras la frase “no hay…” Sea como fuere una de ellas es lavar tu coche en un túnel de lavado. Una acción muy cotidiana, ver como tu coche sale impoluto sube tu autoestima, tu estatus social y la posibilidad de triunfar durante el día. Seguro que hay médicos y psicólogos que recomiendan llevar tu coche a un lavadero.
Pero hay dos maneras de ejecutar este paso. Te colocas tus gafas de Sol, cruzas tus brazos y esperas a tu coche al final del túnel de lavado mientras el resto de conductores sienten una envidia extrema. Y la segunda, vivir ese mágico momento dentro de tu coche diciéndole que pronto pasará y rezando para que los rodillos no rayen la pintura. Pero esta vez hemos descubierto una tercera manera. Tratar de entrar en tu coche cuando ya está el lavadero en funcionamiento y juntar ambas maneras en una sola, eso es amor.
Esto es lo que debió pensar nuestro protagonista de hoy. Un hombre de 60 años afincado en Vitoria-Gasteiz, quedó atrapado al intentar entrar en su coche mientras este ya estaba dentro del lavadero. Hay diversas hipótesis que seguro cientos de físicos teóricos están estudiando del porqué de semejante acción.
Quizás quiso acompañar a su coche en ese trance, nadie lo sabe. Lo que si está claro es que un túnel de lavado no es seguro si entras cuando está encendido.
Ahora fuera bromas, estamos contentos de que esta extraña acción solamente quedó en un susto, gracias a la rápida actuación de los trabajadores del lugar. El hombre sólo sufrió unas heridas a la altura de la rodilla que fueron subsanadas por los sanitarios de la Cruz Roja.
Pero cuidado, el mayor